Hay un factor que distingue a todas las personas que son ‘referentes’ en cualquier disciplina: son personas de foco; el resto son regulares o malas. No es posible otra cosa, porque el éxito es una cuestión de sumar horas: cada hora que dedicas a algo mejoras y cada hora que no dedicas a algo no mejoras. La repetición es la madre de la destreza; la genialidad no es otra cosa que la práctica diaria.

Las personas ‘referentes’, aquellas que nos vienen inmediatamente a la cabeza cuando pensamos en una disciplina, son personas que han decidido dedicarse intensamente algo; son gente que ha decidido una máxima prioridad en su vida y al resto de cosas dicen ‘no’. Y no se trata de decir ‘no’ a otras cosas que no nos gustan, sino de decir ‘no’ a otras que también nos gustan pero que nos alejan de nuestras metas.

La dispersión siempre es cómplice de la mediocridad

Aprendiz de todo, maestro de nada, nos recuerda el refranero. Se necesitan muchas horas para dominar una actividad. Se requiere dedicación exclusiva para estudiar duro, arriesgar, aprender de los tropiezos y seguir adelante. Y todo ello muchas veces sin obtener una contraprestación inmediata.

La diferencia entre un aspirante y un experto es el enfoque. Muchos aspirantes buscan resultados inmediatos. Así que cuando uno de los caminos no produce réditos rápidos, lo cambian por otro. El problema es que nunca tienen éxito porque nunca le pusieron el tiempo ni el esfuerzo requerido para ello. Son personas que van picando de flor en flor sin consolidar nada.

Steve Jobs, poco antes de fallecer, decía en una entrevista: «Cuando decides construir algo tan grande como Apple, tienes que renunciar a vivir otras vidas que también te gustaría». Vivir es elegir y elegir es descartar. Es la única opción verdaderamente rentable.

Otro ejemplo de foco es Will Smith, el actor de Hollywood conocido por metrajes como Siete almas o En busca de la felicidad. En cierta ocasión comentaba: «Para tener un nivel de éxito excelente en algo no puedes dispersarte y hacer múltiples cosas. Se requiere un foco desesperado y obsesivo en conseguir aquello que quieres. Tienes que poner toda tu vibración, todo tu corazón y toda tu creatividad. No hay razón para tener un plan B porque te distrae del plan A».

El mal de la dispersión está detrás de muchos objetivos frustrados

Robert Kiyosaki es un conocido inversor cuya especialidad es el mercado inmobiliario. En el mundo financiero hay múltiples alternativas de inversión, pero él pone ahí el cien por cien de su energía, tiempo y concentración, porque como él mismo apunta: «Nada supera a la repetición, por eso no diversifico».

Para hacer algo que merezca la pena y deje huella, hay que ser un ‘referente’, y eso sólo es factible invirtiendo en ello más que otras personas. Eso fue lo que hizo Anthony Robbins cuando era joven. Quería ser un speaker internacional reconocido, y tuvo el coraje de renunciar a otras cosas para concentrarse en ese objetivo. El mismo lo explicaba una vez: «Yo me convertí en un excelente conferenciante porque en lugar de una vez a la semana, me comprometí a hablar en público tres veces al día. Mientras que otras personas de mi organización se impusieron hablar cuarenta y ocho veces al año, yo hacía eso mismo en apenas dos semanas. Así pues, al cabo de un mes, ya había adquirido dos años de experiencia. Y un año más tarde, ya tenía diez años de experiencia».

La conclusión está clara: si quieres tener éxito, aprende a enfocarte. Probablemente, otra cosa no merezca mucho la pena.

Francisco Alcaide

Licenciado en Administración y Dirección de Empresas, en Derecho, máster en Banca y Finanzas y Doctor cum laude en Organización de Empresas. Francisco es uno de los principales referentes en Management y Desarrollo Personal de nuestro país. Autor y co-autor de ocho libros sobre management, coaching directivo y liderazgo, entre los que cabe destacar su última publicación “Aprendiendo de los mejores”; una obra que próximamente se traducirá al chino y que ha sido nominada al “premio Know Square al mejor libro de empresa 2013”, con una temática sobre desarrollo personal, gestión de empresas y equipos, pero también sobre la vida misma, donde se recopilan más de 500 reflexiones de 50 conocidas personalidades, a través de las cuales queda demostrado que «la mejor prueba de que algo puede hacerse es que antes alguien ya lo hizo». Puedes conectar con él visitando su blog o su cuenta de twitter.

Víctor Candel