En 2011, mi familia y entorno nos vimos afectados por el terremoto de Lorca. Aquel 11 de mayo, la necesidad de seguridad y protección, una de las necesidades básicas de cualquier persona, se esfumó para miles de lorquinos debido a la incertidumbre de no conocer los daños ocasionados en nuestras viviendas por el seísmo.
Ante una situación tan excepcional como la acaecida, hubo empresas que requirieron de sus trabajadores el esfuerzo de dejar en un segundo plano su estado emocional para acudir a trabajar al día siguiente, argumentándolo con la importancia de velar por mantener el puesto de trabajo de sus empleados.
Días después, algunas de las grandes y medianas empresas españolas con centros de trabajo en esta población, sufrieron una brutal crisis de reputación por el trato mostrado hacia sus trabajadores en esta situación tan extraordinaria.
Momentos críticos de la Experiencia de empleado
Durante el ciclo de vida de un empleado se originan hechos imprevistos y también acontecimientos previsibles, que potencialmente afectan de manera negativa o positiva a nuestros trabajadores.
Momentos críticos en la relación de nuestros empleados con la empresa, momentos críticos en su vida como empleado ó momentos críticos en la vida personal del empleado, que en función de la respuesta que demos a estos, originará experiencias, vivencias, sentimientos y comportamientos positivos o negativos en nuestros trabajadores.
¿Qué pasa ahora con la Experiencia de Empleado durante y después de esta crisis sanitaria por el Covid-19?
Coincido plenamente con la opinión de Elena Méndez Díaz-Villabella, Directora de la consultora enEvolución, sobre que lo que ahora estamos viviendo y todo aquello que estamos haciendo en nuestras organizaciones, dejará una huella en nuestros empleados con más impronta que cualquier plan de comunicación.
Me entristece ver cómo algunas empresas están gestionando, de forma lamentable, la experiencia de empleado durante esta situación tan excepcional.
Empresas que generan más incentidumbre en sus trabajadores a causa de la falta de comunicación en relación a los ERTEs que están realizando; empresas que para aminorar sus plantillas de trabajadores por el miedo a la posible crisis económica que se avecina, están llevando a cabo periodos de prueba no superados a sus trabajadores con contrato temporal, o despidos disciplinarios motivados en una transgresión de la buena fe contractual o la disminución continuada y voluntaria en el rendimiento de trabajo normal o pactado; empresas que pudiendo utilizar el teletrabajo o flexibilizar las jornadas de sus trabajadores para que puedan cumplir con el confinamiento decretado por el Gobierno, los obligan a trabajar presencialmente en su centro de trabajo, no dando prioridad a la salud y bienestar de sus empleados, así como no asumiendo su responsabilidad social para contribuir a la contención del Covid-19.
En una situación excepcional como la actual, mantener la calma y valorar todos los pros y contras, para tomar decisiones acertadas, es sin duda, un aspecto crítico.
Es en estos momentos donde realmente vemos la verdadera marca empleadora de una empresa, y estoy seguro que después de esta crisis sanitaria, veremos fuertes campañas de comunicación externa para intentar mejorar una imagen resquebrajada por los errores cometidos, los cuales provocarán la fuga de talento o la dificultad de incorporarlo en sus empresas.
Sin embargo, también hay empresas socialmente responsables que además cuidan con mimo la experiencia de empleado
Afortunadamente, no todas las empresas están descuidando la experiencia de empleado. Hay empresas que tras evaluar económicamente la viabilidad de no realizar un ERTE, han decido aguantar sin ingresos mientras dure el estado de alarma y seguir pagando los salarios de sus trabajadores; empresas que han evaluado la situación personal de cada trabajador para adoptar una medida favorable para ambas partes; empresas para las que hoy es más importante la salud y el bienestar de sus trabajadores que la pérdida de ingresos durante el estado de alarma; empresas que a pesar de verse abocadas a realizar un ERTE al no poder adoptar otra medida, han sabido comunicar la situación, escuchando los miedos, necesidades y expectativas de sus trabajadores, para tranquilizarlos, acompañarlos en su incertidumbre y comprometerse a que se trata de algo temporal; empresas que han decidido complementar las aportaciones que realice el Estado hasta cubrir la totalidad del salario de los trabajadores afectados por el ERTE.
En resumen, empresas que verán posteriormente recompensado su esfuerzo, con una mayor motivación de sus equipos, con una mayor implicación y compromiso, y con un sólido sentimiento de orgullo y pertenecía a la empresa.
Si quieres conocer cómo gestionar la experiencia de empleado en esta excepcional situación te invito a conocer las 8 ideas que nos proponen los profesionales de enEvolución para la Gestión de la Experiencia de empleado en tiempos de crisis.
¿Cómo está gestionando tu empresa está crisis por el Coronavirus?
Víctor Candel
En Talento & Personas somos especialistas en Diseñar Estrategias de Atracción y Fidelización de talento, elaborar la Propuesta de Valor al empleado de tu organización, así como en Analizar, evaluar y mejorar la Experiencia de empleado y Experiencia de candidato en tu empresa. Contacta con nosotros para más información.
Coincido totalmente. La experiencia del trabajo durante la pandemia cambió radicalmente. Tuvimos que adaptarnos a nuevas tecnologías y los que perdimos el empleo tuvimos que reinventarnos para hacerle frente al desafío laboral. En lo personal me convertí en trabajador remoto y aunque ha sido difícil en un comienzo, poco a poco me he ido familiarizando con esta nueva manera de trabajar y sus beneficios. Gracias por el excelente articulo que da para reflexionar bastante. Saludos!
Buenas tardes, Víctor. Antes de nada, felicidades por el artículo. Sin duda, a nadie le gusta pasar por situaciones complicadas, pero las adversidades son las que nos hacen superarnos como personas y dar lo mejor de nosotros mismos en un equipo de trabajo.
Buen post, felicidades.
«Chapeau» por el artículo. En particular, me gusta este pasaje:
«empresas que pudiendo utilizar el teletrabajo o flexibilizar las jornadas de sus trabajadores para que puedan cumplir con el confinamiento decretado por el Gobierno, los obligan a trabajar presencialmente en su centro de trabajo, no dando prioridad a la salud y bienestar de sus empleados, así como no asumiendo su responsabilidad social para contribuir a la contención del Covid-19.».
Precisamente, es lo que un servidor tiene en mente para cuando «pase el chaparrón». De acuerdo con el Real Decreto, nuestra actividad ha sido considerada esencial y, por tanto, no estamos eximidos. Hay una base legal para que nuestro empleado nos «invite» a seguir acudiendo al trabajo. Ahora bien, tampoco es menos cierto que se podía alcanzar el mismo resultado de productividad estableciendo el teletrabajo, Dado que, la nuestra, es una profesión con un alto componente de trabajo intelectual, siendo los medios telemáticos y el papel nuestros principales instrumentos.
Pero no, al final, aún con las circunstancias que nos ha tocado vivir, sigue imperando ese pensamiento empresarial del Pleistoceno cual es el presencialismo, a efectos de ejercer el rancio control (léase que el jefe vea que el «culo está pegado en la silla» y, de esta suerte, dar órdenes personalmente). Todo ello por no hablar que los motivos de conversación estrella fueron los costes (qué coste va suponer que mengano no venga, qué costes va a suponer que fulano coja vacaciones en agosto, etc.).
Desde la perspectiva de la empresa, un servidor entiende que éste es el único «lenguaje» de las empresas (quiero decir, parte sustancial de empresas).
Nada que objetar.
Eso sí, al hilo de una conversación con una buena amiga, cuya jefa les ha mandado a hacer teletrabajo desde el minuto 1, me permito reproducir un fragmento de conversación: «cuando todo esto acabe, habrá un antes y un después».
Espero asimismo que toda esta experiencia sirva también de lección a muchos profesionales de RRHH, no pocos de los cuales aún tienen concepciones enlatadas y piensan que todo cambio a iniciativa de un trabajador trae causa en su «sospechosa naturaleza conflictiva». Obviando, a este respecto, que el candidato/trabajador no siempre es el «malo de la película» y que las razones de su marcha muchas veces tienen un sólido fundamento.
Por lo demás, felicitar el contenido y tino del artículo.
Hola Omar,
Me alegra conocer que te ha gustado el artículo. Mil gracias!!!
Comparto completamente tu opinión, de hecho hace unos días leía un artículo de Virginia Cabrera Nocito, en el que exponía eso mismo que mencionas: “cuando todo esto acabe, habrá un antes y un después”. Como ella dice en su artículo, «tras esta crisis sanitaria todos podemos dejar de lado nuestros prejuicios y nuestras barreras mentales y animarnos a mirar lo digital con otros ojos«. Te invito a leer su post: 3 cosas que nunca volveremos a ver igual después del COVID-19
Un saludo