Estarás de acuerdo conmigo en que la vida es un camino de aprendizajes continuos.
Aprender significa “apoderarse, tomar algo o incorporar” y es algo que hacemos continuamente a lo largo de nuestra vida. Mientras somos niños, aprendemos de manera natural porque nuestra curiosidad está intacta y mientras aprendemos, disfrutamos, sin embargo, cuando nos hacemos mayores parece que esa curiosidad y ese disfrute por el aprendizaje, casi con carácter general, lo vamos perdiendo por el camino, así que se nos hacen cuesta arriba en muchos casos nuevas enseñanzas.
Pues justo esto nos pasa también con “aprender a buscar empleo”, sí, lo has leído bien, para buscar empleo hay que saber hacerlo y hay que aprender cómo hacerlo. Porque entiendo que ya te has dado cuenta que las cosas han cambiado, y mucho, y no seré yo quién te vuelva a nombrar esa palabreja que llevas algunos años escuchando y que tan bien resume el mundo actual, VUCA. Ya no podemos pensar en que una vez nos incorporemos a un proyecto o a una empresa u organización nos vamos a quedar allí para siempre y jubilarnos cómo hacían nuestros padres, ¿verdad?
Y el problema no es que hayan cambiado mucho las cosas, sino que van a seguir haciéndolo, y tú cómo profesional, si quieres seguir siendo partícipe de este complicado contexto laboral, tienes que tomar consciencia de ello para poder surfear la ola, y evitar que ésta te de una hostia y te lleve sin rumbo mar adentro.
Ya sé buscar empleo, no hay nada nuevo que tenga que aprender para encontrarlo
Os cuento todo esto, porque hace poco en una conversación con una mamá del cole de mi peque, me dijo que prefería dedicar su tiempo a hacer un curso que rellenara su currículum, a apuntarse, por ejemplo, a una lanzadera de empleo, porque total… “ella ya sabía buscar empleo, lo había hecho siempre sola y no sabía que le iban a enseñar nuevo”.
Hay que decir que esta persona llevaba, por decisión propia, siete años fuera del mercado laboral, en los que se había dedicado al cuidado de su familia, pero que ahora que necesitaba volver, según ella, se encontraba con serias dificultades para hacerlo. Y claro, yo me pongo a darle vueltas a aquella afirmación y puedo entender que conforme vamos sumando años, nuestro cerebro se vuelve menos maleable, todo nos cuesta más, y nuestra motivación va disminuyendo con cada vela que soplamos de nuestra tarta, pero de ahí a que nos resulte imposible aprender va un trecho muy grande.
Nada cambia si tú no cambias
En el caso de la búsqueda de nuevas oportunidades profesionales, la realidad nos demuestra que ninguna situación cambia hasta que no se torna en insoportable, así que en muchos casos no nos ponemos manos a la obra hasta que no se nos acaba el paro o hasta que nos hemos “chupao” nuestros ahorros, o hasta que no hemos sido conscientes que las consecuencias negativas son mucho mayores que las positivas.
Sí, vamos a ser francos, nos cuesta cambiar, nos cuesta reconocer que el cambio incomoda, que requiere de transformación, y que eso implica que nos tenemos que mover, por eso, aprender a buscar empleo nos contraria, porque implica, reconocer:
Que no sabemos buscar empleo, porque de otra forma lo habríamos encontrado ya.
Que debemos movernos, que tenemos que cambiar nuestra estructura de creencias, nuestros paradigmas, y muchas de las cosas que dan sentido a nuestra vida, y claro, eso escuece.
Desaprender para aprender
Aprender a buscar nuevas oportunidades profesionales, requiere de una disposición plena y de un cierto (cuanto mayor mejor) grado de apertura mental. Así que es inevitable desaprender todo lo que teníamos interiorizado para volver a aprender, para volver a adquirir las competencias que nos hagan posible reinventarnos personalmente y poder llevarlo al ámbito profesional.
Pero claro amig@, nos encontramos con otro problema en el camino, y es que nos cuesta ponernos o que nos pongan, la etiqueta de “aprendices” ante un maestro/a que nos va a enseñar, y lógicamente esto hace, cómo os contaba antes, que nos sintamos indefensos como gatos panza arriba y nos digamos una y otra vez para autoconvencernos que “tú no tienes nada que enseñarme, yo ya sé buscar trabajo, y por tanto, no necesito tu ayuda o tu acompañamiento”. Y superar éste paso requiere de muchísima humildad, y ser humildes significa reconocer que lo que desconocemos es tan grande que en realidad podemos aprender de otras personas, y que sólo tenemos que “estar disponibles para el cambio”.
3 enemigos para aprender a buscar empleo
Durante tu camino de aprendizaje hacia la búsqueda de nuevas oportunidades profesionales te vas a encontrar muchos enemigos, es posible que tú seas el primero, y otros pueden ser estos:
Puedes tener información, pero eso no significa que hayas aprendido:
Sí, has leído varios blogs de empleo, has ido a alguna que otra conferencia o taller sobre entrevistas, alguna vez sigues el hashtag #empleo en las redes sociales, pero esto no te faculta como un aprendiz de búsqueda de empleo, al igual que el que hayas leído varios artículos sobre una nueva técnica para operar una patología, no te convierte en cirujano ni te da facilita las competencias para hacerlo. Así que no confundas, información con aprendizaje.
Y otra cosa, si quieres estar informado, elige bien tus fuentes de información porque aquí te vas a encontrar con una infoxicación brutal y con personas, o debería decir, “vendehúmos” que hablan sin tener los más mínimos conocimientos o experiencia sobre la materia.
Los Autosabotajes o excusas que nos ponemos a nosotros mismos para no afrontar la realidad:
Ya sabes de lo que te hablo, ¿verdad? “Ahora no tengo tiempo, esperaré a que se me acabe la prestación por desempleo para ponerme en acción; ahora mismo quiero disfrutar de esta etapa tranquilo, mientras me iré formando y yendo de vez en cuando a cursos; yo es que no necesito que nadie me diga cómo buscar empleo…”
Este tipo de autosabotajes nos impiden abordar lo que realmente deberíamos aprender; empezando por saber cómo está el mercado laboral y que exigencias nos demanda, siguiendo por saber quiénes somos, y qué nos hace diferentes a otros profesionales o cuáles son nuestras áreas de mejora, y terminando por saber cómo mostrar ese talento de una forma atractiva y chula que haga que otros nos tengan en mente por si les surge un problema y necesitan que alguien se lo solucione.
¿Obligación o compromiso?:
Comprometernos es transformar una promesa en realidad. Todos estamos comprometidos con algo, y eso hace que prioricemos unas cosas sobre otras en nuestras vidas. Si nos fijamos en nuestras acciones, y si ponemos el foco en nuestro lenguaje y en lo que nos decimos y lo que les decimos a los demás sobre nuestra búsqueda de empleo u oportunidadesprofesionales, tomaremos consciencia de hasta qué punto estamos comprometidos con esa situación. Por eso, te recomiendo que reflexiones sobre lo que realmente quieres y cómo alinear lo que estás haciendo con aquello que quieres alcanzar, puede sonar demagogo, pero es lo único que funciona, y te lo digo por experiencia propia.
Aprender a comprometerte es tan importante, como adquirir las habilidades para generar y mantener el compromiso con tu objetivo que será “aprender a buscar empleo y encontrarlo”. Y comprometerte es asumir el coste y el esfuerzo que conlleva esa decisión, sin embargo, cuando nos vemos obligados y no comprometidos, nos sentimos forzados a hacer algo que no hemos elegido voluntariamente, algo que es impuesto, por el qué dirán otros profesionales o nuestra familia o la sociedad en general…
En definitiva, para combatir todos estos enemigos, sólo tenemos que plantearnos estas cuestiones y respondernos de forma honesta:
¿La culpa es de las circunstancias o puedo responsabilizarme de una parte? ¿Estoy comprometido o estoy obligado a encontrar una nueva oportunidad profesional?
A partir de estas líneas, puedes elegir o bien, ser el producto de las circunstancias y seguir igual, o bien, convertirte en el resultado de tus propias decisiones, y aquí como en todo, ¡tú eliges!
Meme es una profesional con una amplia y dilatada experiencia en el ámbito de la Gestión de Personas y RRHH, la avalan más de 14 años de trayectoria profesional en empresas multinacionales, pymes y entidades del tercer sector dónde siempre ha tenido claro, “que las personas tienen que ser el centro de todos los procesos”, porque, ¿qué es una empresa sin personas? simplemente un edificio vacío.
De formación Diplomada en Relaciones Laborales, y Máster en Dirección de Recursos Humanos, se certificó en Coaching, Inteligencia Emocional y PNL en el año 2014, año que supone un antes y un después para ella, al verse afectada por un ERE en la multinacional en la que trabajaba, y a pesar de su experiencia y trayectoria profesional, verse totalmente fuera del mercado laboral.
A partir de ese momento, decide a través de posts y artículos sobre orientación, empleo y marca personal acompañar de forma desinteresada a otras personas en situación de desempleo, primero escribiendo en una conocida web y posteriormente en su blog que en breve sufrirá cambios y migrará a memeromero.com.
Ha sido colaboradora durante dos temporadas del programa de radio #SilviaTeOrienta de Radio Guadalquivir y actualmente gestiona como técnico la Lanzadera de Empleo de Sevilla. Imparte formación sobre empleabilidad, RRHH y marca personal y gestiona “talentTÚ”, su canal de Youtube donde publica vídeos sobre desarrollo profesional en un formato divertido, sencillo y de corta duración.
Si le preguntas por 3 palabras que la describan a la perfección, te dirá: Humor, trabajadora y madre. Y si la dejas seguir añadiendo te dirá amiga, amante de los anímales, sensible. Puedes contactar con ella a través de su cuenta de twitter o de su blog.
Sin miedo a retomar caminos, lo pasado ha sido enriquecedor, lo nuevo es una continuación con nuevas perspectivas.