Que no te pillen desprevenido

Diariamente recibo correos electrónicos de muchos de vosotros, donde me contáis vuestras experiencias en procesos de selección, pidiéndome consejo.

He decidido dar voz a uno de ellos, con el consentimiento de su autor, ya que me ha parecido interesante que conozcáis su experiencia.

Que no te pillen desprevenido

Si trabajas de cara al público, sabes que tu trabajo diario es evaluado por cientos de personas que te observan, sin conocer realmente con quién puedes estar hablando y tratando. A mí me observaron y evaluaron en mi puesto de trabajo.

Cuando le tocó su turno, se acercó a mi mesa y me dijo: “Las empresas tendrían que tener más gente como usted trabajando”. Se presentó, no puedo decir su nombre, pero sí que se trataba de la mano derecha del presidente de una importante empresa española. Desde aquel día mi vida se convirtió en un continuo exámen de conducta.

Me pidió varias cosas para ver si yo era de esas personas que infringían la ley de protección de datos y no respetaba las políticas de empresa; muy educadamente le informé que la información que me estaba solicitando, no era posible facilitarla sin la autorización del titular, sonrió y me dijo: «y además es una persona responsable».

La visita de éste Señor coincidió en un momento en el que en breve finalizaba mi contrato de trabajo, ¿una coincidencia?, no lo sé, ¿el destino?, no lo sé, pero algún día sabré la verdad, al igual que he ido descubriendo que he sido observada sin yo saberlo. Antes de marcharse me dijo que estaba interesado en que le remitiera mi currículum y se lo enviara a una dirección postal. No me facilitó otra forma para poder contactar con él, ni correo electrónico, ni teléfono.

Así lo hice, le envié mi currículum después de nuestro primer encuentro, pero no recibí contestación. Con el tiempo le remití una carta informándole que me encontraba en búsqueda activa de empleo y que seguía interesada en la propuesta que me había hecho. Un mes después, creo que fue al mes, recibí su llamada, citándome para el día siguiente en una cafetería de un conocido barrio de Madrid; supuestamente cerca de las oficinas en las que él trabajaba y lugar que solía frecuentar. Me indicó que me iba a ayudar a conseguir una entrevista de trabajo con el departamento de RRHH de su empresa.

Allí estaba a la hora y en el lugar de encuentro acordado. Pedí un té y me senté en una mesa, mientras veía como transcurría el tiempo sin que nadie llegara. Por mi cabeza pasaban preguntas como: ¿qué hago?, ¿me voy a casa y desde allí le llamo?, ¿espero más?, ¿le llamo desde aquí mismo?. Le llamé por teléfono, descolgó, había mucho ruido de fondo, y la comunicación se cortó. Desesperada, le volví a llamar, me dijo que le había resultado imposible acudir a la cita y que si podía desplazarme al lugar donde él se encontraba, o en caso contrario vernos otro día. Le dije que no había problema que iba yo para allá.

Con unos tacones de vértigo, me pateé medio Madrid. Cuando conseguí llegar (menuda odisea), me recibió muy amablemente y me enseñó las instalaciones de la empresa mientras me hablaba del puesto de trabajo, sus funciones y características. Me dijo que me veía bastante capacitada para desempeñarlo. En lugar de reunirnos en una sala o despacho de la empresa, decidió que fuéramos a un lugar más distendido (una cafetería) para hablar de mi currículum y tener una charla.

La charla se convirtió no sólo en una entrevista, sino en una prueba constante. Estuve reunida con él más de tres horas y al final me contó que todo había sido una prueba para ver que tipo de reacciones y decisiones tomaba, añadiendo que en las instalaciones había sido observada por alguien, al cual le hubiera gustado haber estado reunido con nosotros para conocerme, pero que con el tiempo ya me lo presentaría. Me pidió entonces que redactara un informe con lo acontecido en la reunión, que le presentara mi propio proyecto acerca del puesto de trabajo que se me estaba ofreciendo y que le llamara por teléfono una vez lo tuviera elaborado.

La razón principal por la que me inicié en los medios 2.0 fue por la empleabilidad, motivada por el proyecto que tenía que presentar, así que me puse manos a la obra, empecé como una novata, elaboré mi propio blog, creé mi perfil en Linkedin, twitter y Facebook, para a partir de ahí empezar a trabajar con la estrategia.

Diré que el año pasado le llamé por teléfono y me indicaron que estaba de viaje, no me devolvió la llamada, volví a intentarlo de nuevo, pero no le localicé. En mi interior sentía que iba a ser más duro de lo que pensaba y que no me lo iban a poner fácil. Seguían observando mi capacidad de aguante, ¿tan duras tienen que ser las pruebas de un proceso de selección?

Hace unos días, seguí un consejo que me dio una buena amiga: «Sigue tu instinto». Decidí llamarle de nuevo. En esta ocasión me descolgó el teléfono, pero la situación fue de película. Tras presentarme me dijo que no sabía quién era, y tuve que ponerlo en antecedentes. No entendía nada, ni qué estaba pasando, le dije que me gustaría entregarle el proyecto tal como acordamos y  me dijo con indiferencia que el puesto no estaba cubierto pero que estaba la cosa muy difícil, aunque no imposible. Me dejó fuera de juego, parecía otra persona distinta a la que había conocido meses antes.  Marcamos una nueva cita para el día siguiente, se despidió muy fríamente y me dejó como una losa.

Por mi cabeza pasaron muchas cosas, ¿qué había pasado para que él hubiera estado así conmigo?, ¿era otra prueba?, ¿realmente había perdido la oportunidad?. Sin embargo, me quedé con su frase, «está muy difícil pero no imposible». Esa tarde lloré, sí, lloré por la rabia y frustración que sentía. Pensaba que no era posible que todos estos meses de trabajo preparando el proyecto no hubieran servido para nada. El esfuerzo y el duro trabajo tienen que tener su recompensa.

Al día siguiente me levanté guerrera, tenía que darle 1.000 razones para que ese imposible se convierta en posible, preparé la reunión para por la tarde, no me iba a pillar desprevenida y me iba a adelantar a su juego.

Cuando me acercaba andando al lugar de la cita sabía por adelantado que no iba a aparecer. Pensaba que hacer en ese caso, si mandarlo al carajo o ya llegados hasta aquí seguir insistiendo. Total, no tenía nada que perder y mucho que ganar.

Fueron pasando los minutos y allí no llegaba nadie, ya lo sabía, por lo que lo llamé por teléfono. Me dijo que no podía ir porque estaba muy ocupado. Así que le respondí que como prefería que le hiciera llegar el dossier, por correo o entregándolo a su atención en algún lugar. Su respuesta fue increíble: «eso no va a servir para nada», pero fue mejor la mía: «Déjeme que de alguna forma le haga llegar mi trabajo». Así que me colgó el teléfono, pero antes me pidió que lo esperara, que se desplazaba allí.

Cuando llegó era el de siempre y tuvimos otra larga charla. Iba muy bien preparada en argumentos y supe tener reflejos para responder a sus preguntas. Antes de terminar, me dijo que durante estos meses había sido observada a través de la red, y que no hubiera hecho falta que le contara nada, que ya conocían mi evolución en las redes y mi blog.

Finalizó diciendo: “Usted da el perfil. Queríamos confirmar si eres una persona que insistía o que tiraba la toalla. Eres una mujer muy fuerte. Has demostrado tener paciencia, constancia, planificación… El departamento de RRHH se pondrá en contacto contigo para realizar una última entrevista”

Por confidencialidad no puedo añadir la autoría del relato.

¿Qué os parece la historia?

Víctor Candel

Banner Rumbo al empleo 2.0

25 comentarios en “Que no te pillen desprevenido

  1. Mercedes :) dice:

    Hola Victor, yo dudo entre que sea un proceso de selección serio, que mida realmente cualidades como perseverancia, tenacidad para un puesto muy especifico … o el grado de sumisión y aguante a cierto tipos de jefes y prácticas ancladas en el «1.0» de muchas empresas tradicionales españolas, porque estarás conmigo que para medir la perseverancia, tenacidad y superación de retos, hay otros tipos de pruebas.

    Ahora bien, como ya comenté en un scoopit, lo interesante sería hacer un seguimiento y preguntarle a la persona dentro de unos meses si mereció la pena.

    Saludos

    1. Víctor Candel dice:

      Buenas tardes Mercedes,
      Es un placer tenerte por aquí. Ciertamente existen otro tipo de pruebas «más profesionales» para evaluar esas competencias, sin necesidad de crear en el candidato una tensión extrema.
      Seguimos conectados en twitter. 😉

  2. Nazaret dice:

    Hola Victor!

    La verdad es que me ha intrigado desde el primer momento. Ahora, me cuesta un poco reconocer si es una historia verídica del todo.

    ¿Es posible que una organización se tome tantas molestias en una persona? ¿Es posible que una organización lleve a cabo este tipo de procesos de selección? ¿Habría sido yo capaz de soportar todo esto? Son algunas de las preguntas que me he cuestionado al leer esta historia.

    Lo que si es cierto, que de ser verdad, tendría que tratarse de una organización con un objetivo, misión, visión, peculiar. Una empresa que está dispuesta ha llevar hasta el límite a sus candidatos creo que no es cualquier empresa.

    Si tuviéramos más datos, posiblemente estas dudas termináramos resolviéndolas.

    De todas formas, real o no, es un caso como poco sorprendente y desde aquí le mando mucha suerte a la persona “X” porque todo lo demás es evidente que lo tiene.

    Un saludo,
    Nazaret.

    1. Víctor Candel dice:

      Hola Nazaret,
      A tus dos primeras preguntas, solo puedo responder con un SÍ.
      Entiendo que al carecer de información de la empresa, se cree cierto escepticismo.
      Se trata de una organización con más de 70.000 empleados, por lo que puede permitirse realizar este tipo de procesos.
      Un saludo.

  3. Carles Quintana dice:

    Me lo he estado leyendo y la conclusión a la que he llegado es que se trata de un organismo de espionaje.
    Es lo único que cumple todos los datos que hay aquí y allá.
    Eso o una organización internacional que trabaje con algo realmente muy importante y por eso han tardado tanto tiempo en confirmarlo.
    Es típico de este tipo de empresas.

      1. Carles Quintana dice:

        Yo estaba pensando en Spectra, los enemigos de James Bond 😀
        Un poco más en serio, hay una novela de investigación biotecnológica donde para contratar a un técnico informático el proceso de selección dura meses.
        De hecho, en dos ocasiones el protagonista, ante el silencio de semanas, está convencido que lo han rechazado.
        Pero sencillamente es un proceso MUY largo, donde han de comprobar muchas cosas.

  4. Lidia Llop dice:

    Me lo explican a mi y creo que le han hecho una broma de mal gusto. El tema de hacer una entrevista en una cafetería….ya me da que sospechar… Si la historia es verdadera…creo que no llegará a buen puerto todo esto y nunca sabremos si el proceso de selección tan retorcido era verdadero o una gran falsedad. (Locos hay en todos los lados)

    1. Víctor Candel dice:

      Yo espero que finalmente llegue a buen puerto (después de tanto esfuerzo… lo merece), aunque me hubiera planteado si realmente merece la pena trabajar para una organización que realiza este tipo de pruebas tan extremas, poniendo al límite a sus candidatos.
      😉
      Un saludo

  5. Jaime Sanabria dice:

    Tras leer este relato no puedo evitar dejar mi primer comentario en tu interesantísimo blog.
    Coincido con Aflabor en eso de la psicopatía,y con todos los demás, pero no al cien por cien.
    El asunto se puede enfocar desde varios puntos de vista, por ejemplo, parece que la protagonista ha vendido su vida a un único postor. Por otro lado no sabemos si durante esos meses ha postulado a otros puestos y mientras ha estado formándose (haciendo un «proyecto) por si «suena la flauta», y claro, ya metidos en vereda, sin otra opción de trabajo pues…intentar llegar hasta el final. ( después de todo lo recorrido…)
    Víctor, realmente me has asustado con eso que has comentado de que piensas de que el proceso es más común de lo que parece, y es que pensándolo bien, igual lo estoy viviendo en mis propias carnes…
    Sabemos que el proceso de formación de jefes de zona de Lild o Aldi va por la misma línea comentada, pero es formación al fin y al cabo y estás cobrando.
    Espero saber el final o más bien, la continuación de la historia, que espero no sea; «al final lo dejé, el trabajo me había consumido, dejé de ser yo misma, perdí 14 kilos y este tío es un perfecto vampiro emocional».
    Ojalá sea que simplemente este señor es un formidable coach que esté sacando lo mejor de ella, con métodos discutibles, pero que a ella le funcionan.
    Creer o no creer

    1. Víctor Candel dice:

      Hola Jaime,
      Desconozco si ha tenido otras oportunidades laborales, pero comparto tu opinión. Si una empresa esta interesada por un candidato, no es bueno jugar a llevarlo al límite, ya que podría perderlo si acepta otra oferta de empleo, pero conforme estan las cosas… no me extraña que puedan tomarse su tiempo.
      Un saludo.

  6. Mercedes Molina dice:

    Coincido con la opinión de Cèlia Hill. Yo pienso que en este caso, al igual que en el amor o en la amistad, debe haber un mutuo interés por conocerse y compartir. Si puede ser que, a veces puede manifestarse cierto desinterés por un lado y la otra parte tienen que tener paciencia e insistir, pero la historia me parece truculenta, yo no hubiera insistido hasta esos límites por el empleo, ya que este directivo me parecería una persona poco seria y que abusa de su poder, para esforzarme tanto por trabajar con él. Me alegro que todo saliera bien para la candidata y es un ejemplo de perseverancia.

    1. Víctor Candel dice:

      Gracias por tu aportación Mercedes,

      Como comentas, en una entrevista de trabajo debe haber un mutuo interés. La entrevista no deja de ser un acto en el que dos partes tiene un interés general común, conseguir un empleo (por parte del candidato) e incorporar un nuevo empleado (por parte del entrevistador), dando comienzo a una RELACIÓN laboral, que debe beneficiar a ambas partes.

      Un saludo.

  7. Cèlia Hil (@CeliaHil) dice:

    Víctor,
    Creo que hay otras maneras de averiguar las competencias que todo este «rosario» podría pretender comprobar y que son más respetuosas con el candidato. Como guión de novela está bien, engancha, pero para la vida real, sencillamente, no me gusta.

    Felicidades por tu trabajo Víctor y un saludo,

    Cèlia Hil

    1. Víctor Candel dice:

      Hola Cèlia,
      Comparto tu opinión, existen muchas formas de evaluar las competencias de un candidato sin que tengan que transcurrir tantos meses en el proceso, todavía no entiendo como esta chica pudo aguantar esta tensión y tener tanta perseverancia. Lo peor es que tengo la sensación que no se trata de un caso aislado y que ocurre más de lo que pensamos.
      Un saludo.

  8. Aflabor dice:

    Hola Víctor.
    ¿Después de toda esa movida encima todavía le queda una entrevista con los de RRHH?
    ¿Si fuera un hombre en vez de una mujer también le habrían mareado tanto?
    Son preguntas que me hago después de leer la historia de la que, por cierto, no me creo nada de nada.
    Al menos me ha mantenido intrigado hasta el ¿final?. Por cierto, el señor actúa como un psicópata de esos de los telefilms del sábado por la tarde.
    Un saludo

    1. Víctor Candel dice:

      Buenas noches Antonio.
      Cierto. Cuando me puese en contacto con ella para pedir su autorización y publicarlo, le comente que su historia era como una novela de Matilde Asensi. Puedo asegurarte la certeza del relato, no se trata de una historia de ficción. La lástima es que no puedo revelar el nombre de la empresa ni del directivo. Te sorprendería.
      Antes de publicar la historia hice mis averiguaciones sobre su posible veracidad o no.
      Quizás la autora quiera confirmarlo después de haber superado el periodo de prueba…
      Un saludo.

  9. plmilla dice:

    Interesante. Que encontrar trabajo no es tarea fácil, lo sabemos todos, pero lo que le ocurrió a esta mujer es la prueba evidente. Está claro que deben ser una empresa y un puesto muy especiales, tanto que tenían que tomarse tantas molestias y no tenían prisa. No hay nada como ponernos a prueba para conocernos verdaderamente. Víctor enhorabuena por el Blog y gracias a la protagonista de la historia por compartirla con nosotros. A mi me hizo reflexionar ¿qué hubiera hecho yo en su lugar?. Suerte y ánimo a todos.

    1. Víctor Candel dice:

      Hola plmilla,
      Yo también valoré que hubiera hecho en una situación similar y sinceramente creo que hay que estar muy motivado con el proyecto ofrecido por la empresa y ser unas buenas condiciones laborales, para aguantar este calvario.
      Un saludo.

  10. Yolanda dice:

    Me parece un perfecto guión para una película, no sé si de suspense e intriga o quizá de acción…Un ejemplo de perseverancia y, en cierto modo, un acto de fe. Una intuición llevada al extremo y que ha finalizado con un resultado muy positivo. Sirve para que reflexionemos y practiquemos un poco ese arte de ponernos en los zapatos del otro… ¿cómo hubiéramos reaccionado?

Replica a Yolanda Cancelar la respuesta

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.